El 24 de octubre, Apple actualizó las reglas de la App Store relativas a la aplicación de tecnología blockchain, y más concretamente, respecto a los NFTs y las criptomonedas.
Las nuevas normas permiten la compra de NFTs en las aplicaciones, pero queda prohibido que los NFT adquiridos en otro lugar se utilicen para algo más que su visualización. Se permite que las aplicaciones utilicen la funcionalidad de compras dentro de la aplicación de Apple para vender y comercializar servicios relacionados con los NFT, como "mintar, listar y transferir".
Las aplicaciones no podrán incluir botones, enlaces externos u otras llamadas a la acción, que podrían ofrecer a los usuarios una forma de eludir las comisiones de la tienda de aplicaciones al comprar NFTs. También impide que las aplicaciones utilicen códigos QR o criptomonedas, para evitar que se puedan utilizar para desbloquear contenidos o funcionalidades dentro de una aplicación.
¿La razón fundamental de las medidas? Apple quiere aplicar a todos los pagos relativos a NFTs la comisión del 30% que aplica a prácticamente todas las transacciones en la App Store.
Pero se da la circunstancia de que, el pasado martes 1 de noviembre, entró en vigor la nueva Ley de Mercados Digitales o DMA de la Unión Europea. Esta nueva regulación obligará a Apple (y a otros gigantes tecnológicos) a que se puedan usar otras tiendas de terceros en plataformas como iOS, independientes de la App Store. Además, las empresas que venden apps y servicios en iOS 16, Android o Windows 11 podrán usar el sistema de pago que prefieran, o cobrar fuera de estas plataformas, sin que ello suponga, como hasta ahora, su expulsión.
Es decir, dentro la UE, Apple no podrá evitar el libre uso de NFTs dentro de su plataforma, protegiendo así el sentido comercial de los NFTs para las empresas. No sólo porque podrán ser adquiridos a precios razonables a través de medios de pago con comisiones muy inferiores al 30% de Apple, sino porque podrán ofrecer incentivos a los usuarios que compran y usan los NFTs. Recordemos que un NFT puede ser una canción, una mejora en un videojuego, una imagen o cualquier otro tipo de activo digital.
Para hacernos una idea del potencial de esta tecnología, repasemos ejemplos de aplicación:
Los desarrolladores de videojuegos pueden, por primera vez, permitir a sus jugadores ser propietarios de los activos que consiguen durante sus partidas en el juego. Pongamos un coche de carreras virtual. Si se le añade un NFT se puede garantizar la titularidad. Si se hace lo mismo con todos los activos valiosos de un juego, sus dueños pueden deducir usarlos o venderlos.
O los músicos, pintores y artistas en general pueden ahora gestionar royalties de forma preprogramada en contratos inteligentes, de forma transparente. De hecho, se pueden crear nuevas fuentes de ingresos. Un artista digital vende un cuadro o vídeo especial y único en su página web. Ahora, además de venderlo por el precio completo al primer comprador, puede llevarse un porcentaje (supongamos que decreciente) cada vez que su obra se vuelva a vender.
La Ley de Mercados Digitales da alas a la batalla que muchas empresas, entre ellas el gigante de la música Spotify y el gigante de los videojuegos, Epic Games, libran con Apple por aplicar férreas medidas que afectan a la competencia, y permite a la UE erigirse como un entorno favorable a la nueva economía que permite el uso extendido de NFTs.
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